Julio, el comienzo de una larga historia

Julio, el comienzo de una larga historia

El primer capítulo de la historia de la deuda externa argentina data de 1824. Con Martín Rodríguez como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, y Bernardino Rivadavia como su Ministro de Gobierno, el 1° de julio se contrajo el empréstito que se constituiría como el primer eslabón de la larga cadena de endeudamiento y que signaría la historia argentina hasta nuestros días.

Si bien el objetivo manifiesto de la transacción era fundar un Banco, construir un puerto y realizar obras públicas –como una red de agua-, el dinero del empréstito se utilizó para otros fines. En primer lugar, se financió la “Guerra del Brasil”; por otro lado, representó un requisito previo para lograr el reconocimiento de la independencia ante Inglaterra; y finalmente, también fue un condicionante para la firma, en 1825, del “Tratado de Amistad, Libre Comercio y Navegación”.

Los gestores del préstamo fueron Braulio Costa, Félix Castro, Miguel Riglos, Juan Pablo Sáenz Valiente y los hermanos Parish Robertson. Por iniciativa de Rivadavia, se hipotecaron todas las tierras públicas de la provincia como garantía. Además, se aplicó el sistema de “enfiteusis”, por el cual los productores rurales podían ocupar las tierras públicas solo como arrendatarios, no como propietarios.

Pese a que lo acreditado fue de un millón de libras esterlinas, el monto quedó reducido a £ 552.700. Las 447.300 libras restantes se destinaron a intereses adelantados, amortización adelantada y comisiones a los gestores. Sin embargo, si bien a Buenos Aires llegó poco más de  la mitad, la deuda se asumía por el millón de libras solicitado.

La deuda fue saldada en 1904, es decir, 80 años después. Producto de –principalmente- los intereses, se devolvió casi cinco veces el monto contraído; es decir, 4.800.000 libras esterlinas, lo que además representa más de un 800% de la suma que llegó a Buenos Aires.

La deuda externa no es solo un instrumento de expoliación financiera, sino que también se constituye como un instrumento por el cual los países centrales someten a los periféricos. El año 1824 marcó el inicio de uno de los principales condicionantes del desarrollo nacional y de un obstáculo para la autonomía en cuanto a las decisiones de los gobiernos argentinos.