Emilia Val: “La reestructuración de 2005 fue fundamental para la recuperación económica”

Emilia Val: “La reestructuración de 2005 fue fundamental para la recuperación económica”

Socióloga, Magíster en Sociología Económica y Doctora en Sociología, becaria postdoctoral de CONICET en el Centro de Estudios Sociales de la Economía (Escuela IDAES-UNSAM) y docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Estudia problemáticas ligadas a la deuda soberana y basó su tesis doctoral en las negociaciones para la reestructuración de la deuda comenzadas en 2003.

Adaptados a la nueva modalidad virtual, Emilia Val le dedica tiempo al equipo del Museo de la Deuda para conversar sobre una temática que la acompañó entre 2014 y 2020: la reestructuración de deuda soberana argentina iniciada en 2005.

“Se tiende a pensar los canjes de deuda en términos de quita, no quita, cuánto y cómo se paga, pero todo proceso de reestructuración es también profundamente político, pues implica dimensiones ligadas al poder, y que se explica mediante el juego estratégico entre las partes a través de la búsqueda activa de apoyos, respaldos que incidan sobre las relaciones de fuerza existentes. Deja de ser algo meramente técnico y financiero” comenta a modo de introducción.

¿Por qué elegir la reestructuración como tu tema de tesis?

Cuando empecé con la postulación de la beca doctoral para el Conicet tenía la idea de basarla en el ámbito financiero, pero no sabía bien qué área específicamente. Fue mi director quien me incentivo por elegir esta temática. Yo no sabía mucho del tema y empecé a investigar.

¿Cuánto tiempo te llevó hacer tu investigación?

Fueron seis años en los que estuve trabajando en la temática, para mi tesis. Gran parte se la debo al CONICET y a la UNSAM, en donde estuve becada y que me facilitó el trabajo.

¿Algo que te haya llamado la atención de tu investigación?

Lo que más me llamó la atención en esta temática, que era nueva para mí, es la complejidad del mundo financiero, el comportamiento de los actores y el poder de las finanzas. También el manejo de la problemática de deuda del gobierno que fue por fuera de lo que veníamos viendo en las últimas décadas de nuestra historia, dar tratamiento mediante la negociación buscando reducir el peso de la deuda y los condicionamientos que ésta implica, en lo que se dio en llamar un proceso de desendeudamiento.

Sentí la necesidad de dar cuenta y hacer entendible este proceso tan complejo, encontré muy interesante analizar las diferentes etapas y la heterogeneidad en el desarrollo de esta reestructuración.

¿Tuviste dificultad para encontrar alguna información?

En términos de disponibilidad de información, todos los documentos estaban subidos. Como fue un proceso muy público todo era accesible: documentos, fallos, prospectos de bonos.

Lo que sí se me dificultó durante el tratamiento del conflicto con los fondos buitre, fue encontrar información homogénea y objetiva en los diversos medios. Lo que hice fue acudir a información de un estudio jurídico de EEUU, que creó un sitio donde se subían los documentos del juicio, audiencias, fallos, presentaciones de las partes.

¿Qué períodos determinan lo que llamamos la reestructuración de deuda?

Yo al proceso de reestructuración le doy inicio en 2003 con el comienzo de las negociaciones formales, y establezco su finalización en 2016 con el pago a los fondos buitre durante la presidencia de Macri. Las divisiones en períodos tienen que ver con las diferentes estrategias implementadas por las partes y las diferentes dinámicas que tuvieron las negociaciones durante todo ese tiempo.

¿Qué generó a nivel económico la reestructuración?

Teniendo en cuenta que el objetivo explicitado por Kirchner era crecer, todo lo que se hacía en materia económica era tendiente a potenciar la recuperación, que ya estaba en camino. Se buscaba apuntalar el sistema productivo, la demanda, la economía doméstica, comenzar un proceso de redistribución del ingreso con un fuerte papel del Estado. En ese sentido también la política de manejo de la deuda debía orientarse a ese objetivo, reduciendo su carga y liberando así recursos fiscales y externos que se destinaban a pagos, para darle más aire a la economía argentina y mayores márgenes de maniobra al gobierno. Gran parte de esa recuperación tiene que ver con la postergación del pago de la deuda durante casi 4 años y posteriormente la existencia de un volumen, estructura y perfil de deuda más sostenible que permitía la realización de los pagos. La reestructuración fue un pilar fundamental en esta recuperación económica en un contexto externo favorable.

¿Cuál fue el papel del FMI en el canje de deuda?

El FMI cumplió un papel de defensor de los intereses de los acreedores. En un contexto de relativa holgura fiscal y externa, presionaban para que Argentina atendiera sus obligaciones con el Fondo y, al mismo tiempo, generara mejores condiciones para los acreedores en las ofertas de canje.

Sin embargo, como Argentina no tenía capacidad para pagar simultáneamente al FMI y a los bonistas en las condiciones que éstos pedían, pues priorizaba destinar sus recursos a la recuperación doméstica, empezaron a hacerse evidentes las diferencias de intereses entre el Fondo y los acreedores privados, que el gobierno buscó explotar a su favor en las negociaciones. Lo que hace Argentina en 2004 es suspender el acuerdo con el FMI, deja de recibir desembolsos por lo que debía hacer frente a los pagos con recursos propios y pasar las negociaciones con el organismo para después de que la reestructuración culminara. Esto dejó al Fondo fuera del escenario del canje, por lo que los acreedores perdieron un actor importante en el sostén de sus reclamos.

La ley cerrojo[1] debió ser suspendida temporalmente para la reestructuración de 2010, ¿Esto tuvo repercusión con los bonistas que habían aceptado  el canje en 2005?

Tuvo más repercusión en el caso de los fondos buitre que en los bonistas que ingresaron al canje en 2005. Los buitres buscaban lograr que la mayor cantidad de gente entre al canje para que se hagan cargo de las pérdidas que implica la reestructuración, y que quede un pequeño remanente para liquidar y desde allí buscar ganancias extraordinarias. En este sentido, la reapertura no obstaculizaba su estrategia.  Es más, la ley cerrojo les sirvió en sede judicial para sostener que, mediante ella (entre otros elementos), la Argentina estaba subordinando sus derechos legítimos de cobro como acreedores.

¿Hubo alguna diferencia significativa entre lo acordado con los bonistas en los canjes de 2005 y 2010?

No hubo muchos cambios significativos, lo que tuvo esta reestructuración en etapas fue que lo acordado al principio, en 2005, condicionó todo lo que sucedió después. Los acreedores de 2010 sabían, en función de las cláusulas legales establecidas en 2005, que las condiciones iban a ser peores y que los márgenes para negociar eran acotados. En relación a este tratamiento menos favorable de 2010, por ejemplo, se redujo el menú de opciones de bonos y las comisiones de los bancos colocadores las pagaron los acreedores.

¿Los contextos económicos nacionales e internacionales difieren entre 2005 y 2010?

Fueron escenarios muy diferentes, no sólo en términos económicos sino también políticos. En 2005 teníamos un escenario internacional de alta liquidez y bajas tasas de interés que hacían que las tasas que pagaría Argentina fueran atractivas. La economía doméstica y la situación fiscal eran diferentes (recordemos los famosos superávits gemelos) lo que permitió ganar margen de maniobra de las negociaciones. En cuanto al contexto externo contábamos con el apoyo de Estados Unidos, que fue esencial.

En 2010, en cambio, ya tenemos dos años de inestabilidad económica y financiera internacional, luego del estallido de la problemática de las hipotecas subprime, con la crisis de deuda de Grecia en pleno desarrollo, lo que complica el escenario. Argentina, que estaba buscando volver a emitir deuda en el mercado internacional, lo intentó en el contexto del canje y no pudo por las altas tasas que debía afrontar. Estábamos en un contexto de volatilidad y crisis que hicieron que el país tuviera que esforzarse para lograr un buen resultado, incluso teniendo el apoyo de los acreedores que fueron quienes pidieron la reapertura del canje.

La situación agraria argentina y el récord de exportación de soja, ¿repercute a la hora de las negociaciones?

Fueron fundamentales. Con los precios de las commodities en alza, el ingreso de dólares por exportación y las retenciones, se acumularon reservas y recursos fiscales que dieron mayor capacidad de negociación con acreedores, pues Argentina no estaba urgida de obtener financiamiento en lo inmediato. A medida que eso se fue deteriorando, se configuró un escenario diferente a medid que se avanza en las sucesivas etapas del canje. Pero, sin dudas, la posibilidad de una estrategia confrontativa que quería hacer asumir pérdidas a los acreedores fue necesaria y posible por ese “boom” de las commodities que tuvo lugar en ese contexto internacional.

¿Cómo repercutió la demanda de los fondos buitres en el canje de deuda? ¿Y en la economía nacional e imagen internacional?

El conflicto se hace público en 2012 cuando NML Capital logra que la Fragata Libertad sea retenida en Ghana, y desde entonces escala rápidamente. El mayor efecto que tuvo fue complicarle el escenario al gobierno, que estaba en proceso de cierre de cuestiones pendientes en el frente externo (demandas en el CIADI, expropiación de YPF, deuda defaulteada con el Club de París).  En este sentido, el principal problema para Argentina fue que cerró posibilidades y dio por tierra la intención de volver a los mercados, lo que hizo que el gobierno tuviera que  continuar manejando el uso de las reservas, que eran cada vez más escasas en un contexto de creciente restricción externa.

En el ámbito internacional, si bien la imagen del gobierno pudo verse perjudicada entre algunos actores, lo cierto es que el problema generó un debate importante entre académicos de distintas disciplinas, dirigentes y políticos de todo el mundo, pues el caso argentino puso en evidencia que era necesario modificar ciertas reglas del sistema financiero internacional, para limitar la conducta de los fondos buitre. La expresión más patente de esto fueron los 9 principios aprobados en la ONU en 2015.

¿Qué considerás que fue lo más perjudicial para el país en el fallo del juez Thomas Griesa?

En el fallo del juez Thomas Griesa, lo más perjudicial fue la interpretación de la cláusula Pari Passu, pues les dio una herramienta a los litigantes con el objetivo de ponerle fin al conflicto y así lograr el pago de la Argentina, pero abrió posibilidades para que otros acreedores minoritarios en el futuro recurran a una estrategia similar y pongan en peligro procesos de reestructuración aceptadas por amplias mayorías.

[1] Dicha ley establecía que Argentina tenía prohibido reabrir el canje de deuda. Fue implementada para seducir a los acreedores a ingresar en el canje de 2005.