El mes de agosto nos recuerda tres hitos que marcaron la historia argentina, dos de ellos ocurridos en el siglo XIX, el primero unos pocos años después de la declaración de la independencia. Y un tercero, a fines de los años ’80 del siglo XX.
En 1822, comienza a gestarse la Historia de la Deuda Externa Argentina, cuando el 19 de agosto la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires sancionó una ley que facultaba al gobierno a contratar un empréstito dentro o fuera del país. Ante la creciente necesidad de recursos monetarios de la provincia de Buenos Aires (condicionado por la separación territorial del Alto Perú, donde yacían grandes minas de Plata), se debía recurrir a las fuentes de financiamiento externas. En ese marco, la sanción de la ley constituyó el cimiento legal del endeudamiento con la Banca Baring Brothers en 1824.
El 6 de agosto 1890, renuncia a su presidencia Miguel Juarez Celman, en el marco de una grave crisis financiera, resultado de dos particulares episodios: el gran aumento de la deuda pública a partir del año 1880; y la implementación de la Ley de Bancos Garantidos en 1887, mediante la cual se permitía a los bancos comerciales emitir dinero si se suscribían a una nueva y excesiva deuda nacional. Este importante hito es un eslabón, entre varios que constituyen una historia de excesivo endeudamiento argentino, causante de crisis económicas y sociales.
Al asumir la presidencia, el Sr. Carlos S. Menem sancionó la Ley de Reforma del Estado, específicamente un 17 de agosto de 1989. Bajo el lema “Achicar el Estado es agrandar la Nación” procedieron con la privatización de las empresas estatales y con la disolución de diversos entes públicos. El período “menemista” quedó marcado por el fuerte endeudamiento público, al nivel de ser uno de los dos períodos de mayor endeudamiento en la historia argentina.