El último mes del año contiene importantes hitos que han cambiado el curso de nuestra historia reciente.
Para comenzar, un 10 de diciembre de 1983 asumió Raúl Alfonsín. Habiendo sido electo presidente por la Unión Cívica Radical, dicha administración asumió la compleja tarea de ordenar las finanzas públicas y encarar las violaciones sistemáticas de los derechos humanos por parte de la última dictadura. En materia económica, el ministro Bernardo Grinspun buscó impugnar la deuda externa contraída por el régimen militar que había aumentado de forma exponencial: aproximadamente 500% en tan solo 7 años. No obstante, las presiones de los acreedores y de los organismos multilaterales de crédito volvieron muy arduo proseguir en el intento, razón por la cual se desestimó y el ministro debió renunciar. Si bien no se contrajeron nuevos empréstitos durante los 6 años de gobierno, para 1988 la situación internacional llevó a que el gobierno declarara una moratoria de forma unilateral. Pese a los intentos, con una economía fragilizada y un estallido hiperinflacionario, Argentina cayó en default, a pesar de no haberlo declarado, por segunda vez en su historia. El gobierno adelantó las elecciones y entregó anticipadamente el mando al candidato electo por el Frente Justicialista Popular (FREJUPO) Carlos Saúl Menem.
Otra fecha destacable es el 15 de diciembre de 2005, día en que el presidente Néstor Kirchner anunció la cancelación de la totalidad de la deuda con el FMI. El monto total saldado fue de 9.810 millones de dólares, lo que representaba el 7,62% de la deuda pública total del país -que en ese momento era de u$s128.600 millones-. La transacción se realizó con las “reservas de libre disponibilidad” del Banco Central, lo que insumió casi un tercio de las mismas. De esta manera, Argentina siguió los pasos de Brasil (por entonces presidido por Lula Da Silva), quien tres días antes había saldado la totalidad de sus obligaciones con el FMI, que eran de u$s 15.500 millones. La operatoria se efectivizó a comienzos de 2016.
Finalmente, otro momento que ha quedado grabado a fuego en la memoria de los argentinos lo constituyen las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Argentina vivía la peor crisis de su historia. Saqueos, estallidos sociales, una pobreza que superaba el 40% y restricciones transitorias para los retiros de dinero en efectivo y las transferencias al exterior (“corralito”), conformaban el panorama de aquel entonces. La situación se tornó crítica ante la declaración del estado de sitio por parte del Presidente Fernando De la Rua. El 20 de diciembre, ante masivas manifestaciones urbanas que se saldaron con decenas de muertos, De la Rua renunció. Una semana después Argentina entraría en default, con un pasivo de USD 141.000 millones. La cesación de pagos fue declarada por Adolfo Rodríguez Saá, hasta entonces gobernador de la provincia de San Luis, durante su asunción como presidente de transición ante la Asamblea Legislativa reunida el 23 de diciembre.
